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Carlitos y la caja sorpresa

 Un día, al llegar a la guardería, Carlitos se encontró con algo inusual en el rincón de juegos: una caja misteriosa, cerrada con una tapa de color rojo brillante y decorada con pequeños dibujos de estrellas doradas. Estaba colocada en un rincón, como si estuviera esperando a ser descubierta.

—¡Miren, chicos! —dijo Carlitos, llamando a sus amigos Gabriel y Mateo—. ¡Hay una caja secreta aquí!

Gabriel y Mateo corrieron para ver la misteriosa caja. Ninguno de ellos sabía qué podía haber dentro, pero su imaginación no tardó en volar.

—¿Qué creen que hay ahí? —preguntó Mateo, con los ojos muy abiertos.

—Podría ser un tesoro lleno de monedas de oro y joyas —dijo Gabriel, emocionado.

—O quizás un juguete mágico que cobra vida cuando lo abres —añadió Carlitos, con una sonrisa traviesa.

Los tres amigos se sentaron alrededor de la caja, debatiendo qué podría contener. Cada uno tenía su propia teoría sobre el misterio. Decidieron tratar de adivinar antes de abrirla, para ver si alguno lograba acertar.

—Yo creo que es un mapa del tesoro —dijo Gabriel—. ¡Uno que nos llevará a una isla pirata escondida!

—No, yo creo que es una varita mágica —dijo Mateo, soñador—. Una que puede hacer que nuestros juguetes vuelen.

Carlitos se quedó pensando. A él le gustaban las historias de superhéroes y aventuras, así que tenía una idea diferente.

Los peques de la guardería miran la caja


—Quizás es el traje de un superhéroe —dijo Carlitos—. ¡Uno que nos dará superpoderes!

Justo cuando estaban a punto de abrir la caja para descubrir el misterio, la profesora Sofía llegó y los vio reunidos alrededor de ella.

—Veo que han encontrado la caja secreta —dijo la profesora, sonriendo—. ¿Quieren saber qué hay dentro?

Los tres niños asintieron con entusiasmo, ansiosos por descubrir si sus teorías eran ciertas. La profesora Sofía se agachó y levantó la tapa de la caja con cuidado. Los niños contuvieron la respiración.

Dentro de la caja no había tesoros, ni juguetes mágicos, ni trajes de superhéroe. En su lugar, había una colección de disfraces y sombreros divertidos: gorros de pirata, capas de superhéroe, sombreros de mago y otros accesorios de juego.

—Estos son disfraces para que puedan imaginar cualquier cosa que quieran ser —dijo la profesora Sofía—. ¡Con estos trajes, pueden ser piratas, superhéroes, magos o lo que su imaginación les permita!

Carlitos, Gabriel y Mateo se miraron y sonrieron. Aunque el contenido de la caja no era lo que habían imaginado, era aún mejor. Ahora podían convertirse en todo lo que habían soñado con solo ponerse un disfraz. Sin pensarlo dos veces, se lanzaron hacia la caja y comenzaron a probarse los disfraces.

Gabriel se puso un sombrero de pirata, Mateo se colocó una capa de mago, y Carlitos se vistió con el traje de superhéroe que había encontrado. Juntos, comenzaron una nueva aventura en la guardería, donde los tres amigos podían ser lo que quisieran, todo gracias a la caja secreta.

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